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    ¿Por qué tiramos energía?

    ☀️🌬️⚠️ Anatomía de un ‘Vertido’ de Renovables: ¿Por Qué ‘Tiramos’ Energía Limpia y Cómo se Decide?

    Es una de las imágenes que más duele a cualquier persona comprometida con la sostenibilidad: un día de sol radiante y viento constante, y ver las palas de un aerogenerador quietas. La pregunta es inmediata y lógica: si tenemos un recurso limpio y gratuito disponible, ¿por qué lo estamos desperdiciando?

    Desde la sala de control del sistema eléctrico, la respuesta es tan clara como compleja: porque, a veces, para evitar el colapso de toda la red, no queda más remedio. Esta acción, que técnicamente llamamos limitación de la producción por restricciones técnicas y coloquialmente se conoce como «vertido», es una medida de seguridad de último recurso. Hoy, desde esta tribuna, vamos a hacer una autopsia técnica para entender por qué ocurre y, sobre todo, cómo se decide.

    ⚖️ El Origen del Problema: El Delicado Equilibrio Insular

    Como ya hemos comentado, nuestro sistema eléctrico insular funciona como una balanza que debe estar en perfecto equilibrio cada segundo: la energía que se genera debe ser idéntica a la que se consume.

    El escenario típico para un vertido suele ser un fin de semana o un día festivo de primavera. Tenemos una demanda eléctrica baja (menos industria funcionando) pero, al mismo tiempo, unas condiciones meteorológicas excelentes (mucho sol y viento). En esa situación, la producción de nuestras centrales renovables (las de categoría B) se dispara. Llega un punto en que, incluso con las centrales convencionales funcionando a su mínimo técnico indispensable, la suma de toda la generación supera con creces el consumo de la isla. Se produce un excedente de generación que no podemos almacenar ni exportar. Si no actuamos, la frecuencia de la red se dispararía, provocando un apagón generalizado.

    ⚙️ Las Razones Técnicas: Más Allá del Excedente Global

    Aunque la razón principal es el excedente de energía, a veces los vertidos se producen por motivos más localizados y técnicos, incluso cuando a nivel global de la isla sí se podría consumir esa energía.

    • Congestión en la Red de Transporte: Imagina que la zona sureste de una isla es un hervidero de parques eólicos y fotovoltaicos. Puede que en un momento dado estén produciendo 300 MW, pero las «autopistas» eléctricas (las líneas de transporte) que sacan la energía de esa zona solo tienen capacidad para «evacuar» 250 MW. Se produce un atasco, una «congestión en la evacuación de generación». Para evitar que esas líneas se sobrecarguen y fallen, el Operador del Sistema (OS) debe ordenar a las plantas de esa zona que reduzcan su producción.
    • Necesidades de Estabilidad del Sistema: La red necesita una serie de «servicios auxiliares» para funcionar correctamente, como el control de la tensión o la inercia para estabilizar la frecuencia. A día de hoy, gran parte de estos servicios los siguen aportando las centrales convencionales de categoría A. Esto obliga a mantener un número mínimo de estas centrales funcionando, aunque haya suficiente energía renovable. Ese «hueco» que ocupan las centrales convencionales por motivos de seguridad, es un hueco que no puede ser ocupado por energía renovable, lo que puede derivar en vertidos. Es lo que se conoce como una restricción por viabilidad de los balances de potencia.

    📊 El Reparto de la Limitación: ¿Cómo se Decide Quién Para?

    Cuando el OS determina que es necesario un vertido por cualquiera de las razones anteriores, no toma una decisión arbitraria. El proceso está reglado en el Procedimiento de Operación P.O. SENP 3.7 y se basa en un principio de equidad.

    La instrucción se da a los Centros de Control, que agrupan a varias instalaciones renovables. El OS identifica el nudo de la red que está afectado y calcula la máxima producción admisible en ese punto. A continuación, comunica a cada Centro de Control con instalaciones en esa zona la reducción que le corresponde. Por norma general, «el reparto de dicha producción máxima por nudo se realizará de forma proporcional a la potencia programada o en producción«. Es decir, si a un nudo le sobran 20 MW, esa reducción se reparte de forma equitativa entre todas las plantas que vierten en él.

    Una vez recibida la instrucción, cada Centro de Control tiene un tiempo muy limitado (entre 5 y 15 minutos) para ejecutar la reducción. Tiene cierta flexibilidad para realizar un reparto interno diferente entre sus propias plantas, siempre y cuando el resultado final en el nudo de la red sea el que ha ordenado el Operador del Sistema.

    En conclusión, ver un aerogenerador parado en un día de viento es la prueba visible de los enormes retos que afrontamos. Es una medida indeseada, pero necesaria para garantizar la seguridad de un sistema eléctrico aislado y frágil. La solución definitiva no es mejorar el reparto de los vertidos, sino eliminar la necesidad de hacerlos, y eso solo se consigue con las herramientas que ya conocemos: más almacenamiento, redes más fuertes y una gestión inteligente de la demanda.

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